COMUNICADO DEL GRUPO DE TRABAJO ARTICULO 5.3 AMERICA LATINA
BAT se infiltra en el Gobierno de Canadá y en la cooperación al desarrollo para el control del tabaco
En las últimas semanas ha trascendido que la Presidenta del Directorio del Centro de Investigaciones para el Desarrollo de Canadá (IDRC por sus siglas en inglés), Sra. Barbara McDougall, una política influyente, al mismo tiempo ha venido desempeñándose como Directora de Imperial Tobacco de Canadá (filial local de la BAT ) en el área de “responsabilidad social”. El IDRC es un organismo público del Gobierno de Canadá creado en 1970 para promover la salud pública y luchar contra la pobreza, por lo cual esta situación establece una clara violación del Artículo 5.3 del Convenio Marco para el Control del Tabaco, instrumento suscrito y ratificado por el Gobierno de Canadá.
Las directrices del Art. 5.3 afirman que hay un conflicto fundamental e irreconciliable entre los intereses de la industria del tabaco y los de las políticas de salud pública. Por lo tanto, las partes deberían rechazar asociaciones con la industria tabacalera y asegurar que cualquier interacción con esta industria sea responsable y transparente, además que “no deberían permitir que ninguna persona empleada en la industria del tabaco pueda ser miembro de ningún cuerpo de gobierno, comité o grupo de consejo que establezca o implemente políticas de control del tabaco o de salud pública”.
McDougall no hizo pública su vinculación a Imperial Tobacco; hasta el momento, IDRC no ha expresado ninguna voluntad por separarla y no hemos visto ninguna transparencia ni rendición de cuentas al respecto.
La infiltración en el IDRC es especialmente grave porque el IDRC no sólo pertenece al gobierno de Canadá sino que tiene un programa especializado, el RITC (Research for International Tobacco Control), cuya misión es “crear una fuerte base de investigación, financiamiento y conocimiento para el desarrollo de políticas y programas efectivos para el control del tabaco, que minimizarán la amenaza para la salud y el desarrollo humano que representan la producción y el consumo del tabaco en los países en desarrollo”[1].
El proceso de infiltración, desgraciadamente, no es reciente. La Sra. McDougall entró a formar parte de la Junta Directiva del IDRC en enero de 2007 y fue designada como su Presidenta en diciembre de ese mismo año; pero un documento de la industria incluido en la base de datos de Documentos Internos de la Industria Tabacalera , Legacy[2] muestra que la BAT ya tenía a alguien infiltrado en la Junta de Directores del IDRC en el año 1996.
Imperial Tobacco Canada es la empresa tabacalera líder en Canadá. Según sus propias declaraciones es una subsidiaria de propiedad completa de British American Tobacco (Social Report 2006-2007 Imperial Tobacco Canada). Tendría el 67% del mercado canadiense de cigarrillos, con un crecimiento sostenido desde el año 1975 cuando su participación de mercado era de 36.7%.
Estas prácticas corporativas tienen que ser denunciadas como subterfugios para influir en las más altas esferas de la política y la economía de un país, más aún si se trata de la industria tabacalera y si sabemos que existe una brecha irreconciliable entre ésta y la salud pública. En este caso ya no sólo se trata de la responsabilidad social como una estrategia de marketing o para limpiar el buen nombre de una empresa que basa sus negocios en un producto letal. La presencia de la Sra. McDougall en el IDRC implica la utilización de una instancia del desarrollo del gobierno de un país poderoso e influyente para buscar neutralizar los avances en el control del tabaco a nivel mundial.
Esta situación debe también hacernos reflexionar sobre varios otros aspectos:
1. La vigilancia desde organizaciones de la sociedad civil, que nos corresponde realizar sobre los gobiernos para evitar interferencias o infiltraciones, manteniendo compromisos serios de no relacionamiento con la industria y con otros intereses comerciales, así como altos estándares de autoexigencia que nos otorguen autoridad para denunciar situaciones inaceptables.
2. El fortalecimiento de las redes de apoyo regional para hacer frente a casos como éste que pudieran ser identificados en cada uno de los países de América Latina; éstas redes también pudieran actuar como mecanismos de gestión técnica y financiera que se hagan cargo de llevar adelante iniciativas para el control del tabaco, sin intermediación de otros agentes.
3. La necesidad de desarrollar capacidades estratégicas, organizativas e individuales, para monitorear y contrarrestar los avances de la industria en nuestra región, generando alertas tempranas que minimicen los daños que una acción deliberada de las tabacaleras pueda causar.
La causa del control del tabaco no es fácil ni cómoda. No son pocos quienes han experimentado de cerca presiones y amenazas de la industria por ser consecuentes y avanzar. Pero no actuar ahora daría un mensaje de debilidad del que será muy difícil recuperarnos por el gran margen de maniobra que le dejaríamos a la industria.
Organizaciones como la Framework Convention Alliance, Corporate Accountability International, ATCA y varias otras concentradas en el continente africano y en Canadá, han reaccionado ya frente a la situación de infiltración de BAT en el IDRC; líderes africanos la han cuestionado abierta y valientemente, precisando el contenido y los alcances de una reacción regional coordinada. Afortunadamente todo este movimiento ha dado un primer resultado pues, debido a lo escandaloso e inaceptable de la situación, la Fundación Gates ha retirado el financiamiento que había entregado al IDRC para el control del tabaco en África[3] (5.2 millones de dólares), los medios de prensa norteamericanos han sido muy efectivos para denunciar este hecho, y el panorama de presión para el gobierno de Canadá empieza a configurarse con fuerza.
Sin embargo, no podemos conformarnos con que la Sra. McDougall haya dejado Imperial Tobacco o eventualmente salga del IDRC. Se deben sentar las bases para que esto no pueda volver a ocurrir; investigar si la BAT se benefició de información privilegiada obtenida a través de la investigación llevada a cabo por el IDRC; solicitar un llamado de atención para el Gobierno de Canadá en las instancias internacionales que correspondan por haber sostenido una situación de interferencia por más de tres años violando sistemáticamente el Art. 5.3 del CMCT; desarrollar los mecanismos necesarios para la vigilancia y/o eliminación de las acciones de responsabilidad social corporativa de la industria y sus agentes encubiertos o de fachada, pues la responsabilidad social empresarial de la industria del tabaco es, según la OMS , una contradicción inherente ya que las funciones centrales de la industria están en conflicto con las metas de la salud pública con respecto al control del tabaco.
Más que nada, es momento para evitar, a toda costa, actuar por intereses particulares o descalificar procesos dando oportunidad para que la industria consiga uno de sus principales propósitos declarados: provocar una ruptura en el movimiento por el control del tabaco.
Grupo de Trabajo 5.3 América Latina, Sociedad Civil
Rocío Vaca Bucheli; rocio.vacab@gmail.com | Dora Marina Oliva Pozuelos; doramarina_21@hotmail.com |
Verónica Schoj; vschoj@fibertel.com.ar | |
Yul Francisco Dorado Mazorra / Corporate Accountability International / yuldorado@stopcorporateabuse.org |
Abril de 2010