El 31 de mayo, además de comprometernos con la iniciativa de la Organización Mundial de la Salud OMS de ambientes libres de tabaco y/o con las temáticas propias de acción de nuestros países, es una oportunidad para renovar nuestro compromiso con el Convenio Marco para el Control del tabaco CMCT.
Para quienes ya asumimos esta causa de tiempo atrás, viene bien revisar sus principios, propuestas y aspiraciones. Una reflexión nos puede indicar variables de enriquecimiento de nuestras acciones o correctivos en función de las realidades de la agenda de control del tabaco. Los intereses del negocio del tabaco son diversos y poderosos. El poder de la industria del tabaco interfiere todos los escenarios de decisión, cooptando a funcionarios y congresistas, además de manipular a los pequeños cultivadores y movilizar a gremios de comerciantes y medios de comunicación. La implementación del CMCT no ha sido fácil en la gran mayoría de países, por no decir en todos.
Para los que se aproximan al tema, el CMCT es un instrumento valiosísimo para informarse y aprender de las políticas de control de la oferta y demanda de los productos derivados del tabaco que deben aplicar los Estados. Es un punto de partida en el establecimiento de las regulaciones dentro de un contexto de integralidad. Los mínimos que establece no pueden ser objeto de negociación. Ratificado por los Estados se impone su inmediata implementación.
Las organizaciones sociales (movimientos antitabaco, ONGs, grupos religiosos, entre otros) que hoy lideran los procesos de ratificación e implementación del Convenio Marco, deben abogar por alianzas y planes conjuntos de acción. Decimos esto, porque es de frecuente ocurrencia que cada organización asuma agendas individuales, duplicando esfuerzos. Es fácil caer en el activismo descuidando los blancos del proceso que impone el CMCT. Las divisiones solo benefician a la industria.
El Mapa elaborado por la OMS que acompaña este post, nos trae en verde los 147 países que han ratificado. Esperamos que para el 31 de mayo del 2008, tengamos una gran mancha verde que como una ola antitabaco cruce en todos sus extremos este mapa.
Para quienes ya asumimos esta causa de tiempo atrás, viene bien revisar sus principios, propuestas y aspiraciones. Una reflexión nos puede indicar variables de enriquecimiento de nuestras acciones o correctivos en función de las realidades de la agenda de control del tabaco. Los intereses del negocio del tabaco son diversos y poderosos. El poder de la industria del tabaco interfiere todos los escenarios de decisión, cooptando a funcionarios y congresistas, además de manipular a los pequeños cultivadores y movilizar a gremios de comerciantes y medios de comunicación. La implementación del CMCT no ha sido fácil en la gran mayoría de países, por no decir en todos.
Para los que se aproximan al tema, el CMCT es un instrumento valiosísimo para informarse y aprender de las políticas de control de la oferta y demanda de los productos derivados del tabaco que deben aplicar los Estados. Es un punto de partida en el establecimiento de las regulaciones dentro de un contexto de integralidad. Los mínimos que establece no pueden ser objeto de negociación. Ratificado por los Estados se impone su inmediata implementación.
Las organizaciones sociales (movimientos antitabaco, ONGs, grupos religiosos, entre otros) que hoy lideran los procesos de ratificación e implementación del Convenio Marco, deben abogar por alianzas y planes conjuntos de acción. Decimos esto, porque es de frecuente ocurrencia que cada organización asuma agendas individuales, duplicando esfuerzos. Es fácil caer en el activismo descuidando los blancos del proceso que impone el CMCT. Las divisiones solo benefician a la industria.
El Mapa elaborado por la OMS que acompaña este post, nos trae en verde los 147 países que han ratificado. Esperamos que para el 31 de mayo del 2008, tengamos una gran mancha verde que como una ola antitabaco cruce en todos sus extremos este mapa.