La Jueza Gladys Kessler, del Tribunal Federal para el Distrito de Columbia, acaba de proferir una sentencia condenatoria en contra de las tabacaleras: Batco; Brown & Williamson; Lorillard; Philip Morris y su matriz, Altria; y R.J. Reynolds.
En principio, bienvenida la condena, pero si profundizamos un poco en el contenido de la misma, se concluye que la sentencia se queda corta en derivar responsabilidades a la industria del tabaco.
LO POSITIVO: Ordenó a las compañías que dejen de etiquetar los cigarros como “bajos en alquitrán” o “naturales” o con “descripciones engañosas que implícita o explícitamente hacen creer al fumador, o potencial fumador, que esos cigarros son menos riesgosos para la salud que los cigarros de sabor normal”. O también "light", "suave" o "bajo en nicotina", ni expresar mensajes positivos en los paquetes o publicidad del tabaco.
El argumento central es que la industria estadounidense del tabaco conspiró durante décadas para engañar al público sobre el daño que ocasiona el fumar y que “comercializaban y vendían su letal producto con vehemencia, con engaño, con una sola mentalidad enfocada en su éxito financiero y sin consideración por la tragedia humana o los costos sociales que ese éxito conllevaba”.
Las compañías son condenadas a realizar campañas de publicidad en periódicos y televisiones durante un año sobre los peligros de fumar.
LO NEGATIVO: Negó el reconocimiento de una millonaria indemnización para costear un programa para ayudar a los fumadores a dejar el cigarrillo e informar a los jóvenes sobre los riesgos del tabaco. La cuantía inicial de lo demandado era 280.000 millones de dólares, reclamación que posteriormente el gobierno bajó a 10.000 millones de dólares ¿.......?.
LAS OBLIGACIONES DE LA SENTENCIA
Además de la prohibición de promocionar los cigarrillos como "light", "suave" o "bajo en nicotina", la sentencia establece que las tabacaleras deberán “pagar anuncios de una página en las ediciones dominicales de los grandes periódicos de EE.UU., así como deberán sufragar anuncios en ‘una o más’ de las tres cadenas nacionales de televisión estadounidenses (CBS, ABC o NBC) de al menos 15 segundos de duración y, al menos, una vez por semana durante un año”.
La demanda había sido presentada en 1999 durante el gobierno de Bill Clinton, perdiendo interés en la administración de George Bush, quien solo dio un apoyo tímido a la demanda en contra de las tabacaleras.
Lamentable que la sentencia haya negado la posibilidad de una indemnización en dinero, pues los impactos de la misma se proyectan hacia el futuro. Como precedente judicial en EE.UU., lo negativo es que reitera fallos de los últimos meses que niegan la responsabilidad de las tabacaleras por daños a los fumadores o por afectaciones a las finanzas públicas de los estados en materia de atención a las enfermedades vinculados al consumo de cigarrillos.
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