6 de julio de 2006

MEDICION DE LAS POLITICAS ANTITABAQUICAS


La medición de las políticas antitabáquicas no es propiamente una fortaleza de las organizaciones que trabajan el control del tabaco y, sobra decirlo, de los gobiernos. De un lado están las cifras económicas, y de otro, las sanitarias.

Las tabacaleras hoy por hoy, son quienes más cifras aportan a la opinión pública alimentando los cuadros estadísticos financieros y comerciales: total de ventas, transferencias de impuestos, precios, etc. Puede ser errado pensar que si estas empresas están teniendo menores ganancias, es por que ha aumentado la efectividad de las políticas públicas de control.

No vamos a ocuparnos de las cifras de morbilidad y mortalidad en esta ocasión, pero si a resaltar estudios interesantes que intentan medir los resultados de las políticas de control, como recientemente ha sucedido en España.

Por estas razones celebramos la iniciativa de CONSUMER EROSKI que en tres meses visitó 425 lugares y establecimientos públicos "libres de humo", para medir en el terreno los impactos de la Ley antitabaco 28/2005.

LA METODOLOGIA

Los técnicos de EROSKI “visitaron, dos veces cada uno y en días distintos del pasado mes de marzo, 425 espacios públicos en los que está prohibido fumar o debe hacerse en zonas habilitadas expresamente para ello, ubicados en 18 ciudades españolas: Coruña, Alicante, Barcelona, Bilbao, Córdoba, Granada, Logroño, Madrid, Málaga, Murcia, Oviedo, Pamplona, San Sebastián, Sevilla, Valencia, Valladolid, Vitoria y Zaragoza. Se visitaron en horas de máxima afluencia y durante 45 minutos en cada una de las dos ocasiones, 18 aeropuertos, 18 ayuntamientos, 18 bancos o cajas de ahorros, 90 bares o restaurantes de más de cien metros cuadrados, 20 centros comerciales, 17 edificios centrales de Diputación, 30 discotecas de adultos, 25 discotecas light para menores, 19 estaciones de autobús, 18 de tren, 18 hospitales de grandes dimensiones, 20 hoteles, 27 institutos de enseñanza media, 20 mercados o plaza de abastos, cuatro instalaciones de metro (Bilbao, Valencia, Barcelona y Madrid), 24 parkings cubiertos y 21 universidades. Los observadores, que actuaron sin desvelar el motivo de su presencia, visitaron en cada lugar las zonas de acceso público (zonas de atención a los usuarios, salas de espera y de exposición, pasillos, vestíbulos, escaleras, servicios). Una vez en ellas, comprobaron si alguien fumaba. Además, entre otras cuestiones, observaron si había o no señalización de prohibido fumar, si las zonas de fumadores, donde existieran, estaban bien habilitadas e indicadas, si olía a tabaco al entrar, si en el suelo se veían colillas y si los empleados de los establecimientos vendían tabaco –la ley lo prohíbe”.

Si bien los resultados de este muestreo son muy interesantes – mas adelante los comentaremos- queremos resaltar la METODOLOGÍA que, perfectamente puede ser aplicada por las organizaciones de América Latina. La demanda de personal y el diseño de las encuestas, puede ser atendido por el esfuerzo conjunto de varias organizaciones de una o varias ciudades.

LOS RESULTADOS
Los resultados informan de avances en los últimos tres años, teniendo en cuenta EROSKY adelantó en 1998 y 2003 dos investigaciones similares que desvelaban el escaso grado de cumplimiento de la norma que en ese entonces prohibía fumar en establecimientos públicos. Estas son algunas CONCLUSIONES, tomadas de la publicación:

1. Se sigue fumando en espacios públicos en los que la restricción es total (la ley no permite que se habiliten zonas de fumadores en ellos). Con las únicas excepciones de hospitales (aunque en uno de cada cinco se vieron colillas en el suelo) y edificios centrales de las diputaciones, se vio a gente fumando en buena parte de los espacios públicos visitados: el 60% de las discotecas para menores, la mitad de los mercados de abastos, el 35% de las universidades, el 30% de los parkings cubiertos, en uno de los cuatro metros visitados, el 15% de los institutos, en el 5% de los museos, bancos y cajas de ahorro, y ayuntamientos.
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2. Se ha mejorado con respecto a la situación diagnosticada hace tres años. En las universidades se ha pasado del 100% de hace tres años al 35% actual, en aeropuertos del 100% al 40%, en estaciones de tren del 92% al 30%, en institutos del 42% al 15% y en hospitales del 33% al 0%. Pero el informe proporciona datos preocupantes: había niños y jóvenes fumando en la mitad de las discotecas para menores, y en tres de cada cuatro casos en que se vio fumar en lugares con zona de fumadores, se fumaba fuera de ellas.
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3. En los lugares públicos donde se puede fumar pero sólo en las zonas expresamente habilitadas para ello, se fuma mucho más que en los espacios de restricción total, pero sorprende que, contándose con zonas para fumar, se respeten tan poco las áreas en que está prohibido hacerlo. Se vieron personas fumando en todas las discotecas de adultos visitadas, en el 85% de bares y restaurantes de más de cien metros cuadrados, en el 60% de los hoteles, en el 55% de las estaciones de bus, en el 40% de los aeropuertos, en el 35% de los centros comerciales y en el 30% de las estaciones de tren.
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4. Algunos lugares públicos, lo dice la ley, pueden tener zonas de fumadores. Lo curioso es que en la mayoría de ellas aún no se han creado. En este informe, de las 215 zonas que podrían contar con zona de fumadores, sólo 122, el 56%, las tienen.
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Con estos resultados, estamos invitando a leer el informe publicado, que se localiza en siguiente link: REVISTA CONSUMER EROSKI. No sobra agregar que esta Revista tiene una línea editorial orientada a los derechos e intereses del consumidor.
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